FILOSOFÍA PARA NIÑOS

 

Formación Docente y Filosofía para Niños: Cultivando Pensamiento Crítico y Autonomía desde la Infancia


Como futura docente, exploramos cómo este movimiento no solo enseña conceptos filosóficos, sino que también nutre habilidades esenciales como el pensamiento crítico y la autonomía desde una edad temprana. A través de metodologías participativas que fomentan el diálogo reflexivo, nuestros esfuerzos se centran en preparar a los estudiantes para ser ciudadanos activos y responsables en una sociedad democrática. 


La filosofía, desde su origen, ha sido el ejercicio del pensamiento crítico y reflexivo que busca comprender el mundo y nuestras acciones dentro de él. En este contexto, el movimiento educativo conocido como "Filosofía para niños" surge como una innovadora propuesta pedagógica que no sólo enseña conceptos filosóficos, sino que también cultiva habilidades fundamentales desde la más temprana infancia. Impulsado por figuras como Matthew Lipman, este enfoque educativo activa dimensiones esenciales del pensamiento como el crítico, el creativo y el cuidadoso, con el objetivo de formar ciudadanos capaces de pensar por sí mismos y participar de manera activa y responsable en una sociedad democrática.

El movimiento educativo Filosofía para niños se centra en activar dimensiones fundamentales del pensamiento, tales como el pensamiento crítico, creativo y cuidadoso. Esta iniciativa educativa busca no sólo enseñar conceptos filosóficos, sino también cultivar habilidades cognitivas y emocionales desde una edad temprana. Según De Puig (2018), este enfoque no solo pretende formar ciudadanos capaces de reflexionar de manera autónoma sobre cuestiones éticas, estéticas y epistemológicas desde la niñez, sino también prepararlos para participar activamente en una sociedad democrática. Al activar estas dimensiones del pensamiento, la filosofía para niños no solo mejora la capacidad de los estudiantes para formular preguntas fundamentales sobre la vida y el mundo que los rodea, sino que también fomenta la habilidad de evaluar críticamente la información y tomar decisiones informadas. Esta metodología no sólo fortalece las habilidades individuales de los niños, sino que también contribuye a la construcción de una ciudadanía responsable y participativa, capaz de enfrentar los desafíos éticos y sociales con razonamiento y sensibilidad.


Este enfoque no solo enfatiza la transmisión de conocimientos filosóficos, sino que también cultiva habilidades de pensamiento crítico, creativo y cuidadoso desde una edad temprana. A través de metodologías participativas que promueven el diálogo abierto y reflexivo, los niños no solo exploran ideas complejas, sino que también desarrollan una autonomía intelectual que los prepara para participar activamente como ciudadanos responsables en una sociedad democrática. Comprender el impacto social y ético de esta metodología me ha inspirado a integrar innovaciones pedagógicas en mi práctica docente, buscando no solo enseñar contenido, sino también fomentar el desarrollo integral de mis estudiantes como pensadores críticos y éticamente comprometidos, capaces de enfrentar desafíos con sensibilidad y discernimiento.




Referencia.

De Puig, Irene. (2018). Filosofía para niños. Voces De La  Educación, 3(6), 77- 84.

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